Uno de los aspectos más destacados de 2016 fue la pintura de un mural con la Embajada de los Estados Unidos en Santo Domingo para honrar el 10 de diciembre, el Día de los Derechos Humanos. Me encargaron crear una imagen que habla del tema y guiar un proceso participativo. Involucramos a aproximadamente 100 empleados, 30 de los cuales pintaron uno al lado del otro. Me sentí honrada de liderar el proceso y hacer visible nuestro compromiso con los Derechos Humanos.

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Empecé el diseño mural antes de tiempo, sin embargo tuve bastante bloque artístico. La noche anterior, después de hacer bocetos y disfrutar de días soleados para combatir la falta de inspiración, me encerré en una idea. Puedo dibujar 20 bocetos para un proyecto pero hasta que el diseño esté visualmente proyectado en mi cabeza no tiene sentido. No puedo comprometerme hasta que la proyección viene y puede llegar meses, semanas o días antes. En este caso 24 horas antes, que no es el escenario ideal.

La imagen se puede interpretar de muchas maneras. Me esforcé por hablar de la conectividad de todos nosotros. Para comer y cuidar los derechos humanos básicos debemos defendernos y tener compasión. La mujer tiene una revista de un joven muerto por la policía. Saber que es merecedor de los legisladores y la política que protege su existencia es lo que permite a un hombre hambriento comer. Nuestra “dignidad” es como una ondulación que está basada en la compasión, los dos valores que debemos seguir cultivando en nuestras propias comunidades para lograr un cambio global.

Echa un vistazo a un fragmento de video a continuación.

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